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Vivienda Rural Regenerativa. Madera, clima y estrategia industrial para reequilibrar el país.

Para entender lo que significa hoy hablar de vivienda rural regenerativa, hay que mirar dos mapas. Uno, el de la despoblación: más del 80% del territorio español pierde habitantes. Otro, el forestal: más del 60% de los montes está sin gestión activa. La superposición es casi exacta. Y no es casualidad.

La lucha contra el cambio climático también se juega aquí. Donde la madera no se corta, se quema. Donde no hay casas, se abandona el monte. Donde no hay industria, se desertifica el futuro. España solo gestiona activamente el 37% de su superficie forestal. Finlandia, el 79%.

La media europea de población rural ronda el 26%. En España, apenas llega al 13%. No por falta de territorio, sino de condiciones: empleo digno, conectividad y vivienda. Porque, sin casa, no hay regreso.

Y es aquí donde la paradoja se vuelve cifra. España tiene más de dos millones de viviendas vacías, más viviendas vacías en pueblos de menos de 1.000 habitantes —casi el 45%— que Francia y Alemania juntas. Un patrimonio inmenso, bloqueado por marcos urbanos obsoletos, sin inversión ni relevo generacional.

Para cubrir las 200.000 viviendas anuales que exige el contexto actual, necesitamos rehabilitar y construir viviendas nuevas y todo pasa por reconstruir la cadena de valor de la madera, rota en la mayoría de zonas forestales despobladas. La respuesta no es solo ecológica: es industrial. 

Úrsula Von der Leyen citó la reindustrialización de los productos basados en la naturaleza en su guía industrial de competitividad para esta legislatura. 

Las casas no son solo lugares para vivir. Son nodos activos de una bioregión. Producen energía, alimentos, empleo. Custodian paisaje y almacenan carbono. Con criterios medibles: ≤500 kgCO₂/m², ≥44% materiales regenerativos, ≥25% reutilizados, según indica la Nueva Bauhaus Europea en su último documento que será mandatorio en los próximos años. Cada casa de madera almacena hasta 1.000 kg de CO₂ por tonelada estructural. 

Sin industria local, la madera se exporta en bruto o se importa de otros países. Nada de esto es posible con el urbanismo actual. Los PGOU impiden nuevas viviendas regenerativas rurales, la normativa fiscal penaliza lo natural, y los modelos de tenencia no permiten fórmulas de innovación. Ídem para la ordenación territorial, la reindustrialización rural o la gestión forestal sostenible asociada a una industria de la construcción y la vivienda. 

Proponemos un manifiesto alrededor del sandbox rural. Un territorio donde se ensaya lo que la norma aún no permite. Donde se articula innovación climática, vivienda asequible, empleo local y fiscalidad inteligente. Un espacio para prototipar el futuro sin miedo.

Y asociado al sandbox, una red territorial de 500 microplantas tipo Fustes Sebastià (5.000 t/año de CLT) distribuidas por zonas forestales, una por valle; o una planta industrial tipo Egoin (30.000 t/año) por comunidad autónoma.

La vivienda debe devolver valor al lugar que las genera, y deben construirse en él. Si no generan empleo, fiscalidad y arraigo en el territorio, no son sostenibles. No se trata de llenar el campo de souvenirs urbanos. Se trata de diseñar viviendas que reconstruyan el equilibrio entre economía, clima y territorio.

MANIFIESTO SANDBOX RURAL

Diez principios para liberar el futuro desde el territorio y la madera.

  1. El derecho a innovar en lo rural.
    El sandbox es un espacio legal, territorial y fiscal para ensayar lo que la norma aún no permite.
    Galicia lo hace en parte: viviendas modulares en madera, con ventajas fiscales, trazabilidad y diseño biofílico y en breve sumideros de carbono para la construcción.

NEB – GALICIA / SERGAS

  1. El urbanismo debe dejar de prohibir.
    El 84% de los municipios rurales no tienen suelo habilitado para nuevas viviendas. Los PGOU impiden la regeneración. Solo el 5% de los pueblos pequeños ha emitido más de 3 licencias de vivienda nueva en la última década.
  2. Sin casa no hay arraigo. Sin arraigo no hay país.
    1,5 millones de viviendas vacías están en el medio rural. Pero sin rehabilitación, inversión y legalidad, son solo fantasmas. En Castilla La Mancha, Castilla León, Extremadura, Aragón o Galicia hay cientos de aldeas enteras vacías con potencial habitacional y forestal sin activar.
  3. Una casa rural debe ser útil, viva y productiva.
    Modelos como La Casa sobre la Mota” (Murcia) de Antonio Abellán y Javier Esquiva, del colectivo Huerta Bizarra, el refugio “The Voxel” (Barcelona) del Instituto de Arquitectura Avanzada de Catalunya, o las 4 viviendas en “Garralda” de Rodrigo Núñez Carrasco Nazareth Gutiérrez Franco para Nasuvinsa, combinan madera de kilómetro cero, vivienda, energía, salud y paisaje. Cada vivienda construida en madera con materiales locales genera empleo directo en construcción, silvicultura y mantenimiento.
  4. Lo fiscal debe premiar lo natural.
    Proponemos reducir el IVA al 4% para vivienda en madera con ≥44% materiales biogénicos y certificación climática. Hoy, pagar lo mismo por un ladrillo de hormigón importado que por CLT de especies españolas es una anomalía que impide escalar.
  5. La gobernanza debe ensayarse también.
    Cooperativas como Mas Coop (Tarragona) o AbellaRural (Ourense) exploran vivienda asociada al cuidado o la producción local. El 53% de jóvenes rurales optaría por fórmulas no especulativas de acceso a vivienda si existiesen en su comarca.
  6. Los materiales deben venir del territorio.
    El mapa forestal y el de despoblación son uno. Si hay madera, que se procese en origen.
    Cada m³ de CLT local evita hasta 1,6 t de CO₂ frente a hormigón equivalente.
  7. Medir. Medir. Medir.
    Todo sandbox debe calcular: carbono, materiales regenerativos, empleo/km², fiscalidad retornada. Proponemos aplicar la herramienta oficial NEB: ≤500 kgCO₂/m², ≥44% materiales regenerativos, ≥25% reutilizados. El Method & Tool NEB debe ser el nuevo Neufert de lo rural regenerativo.
  8. El diseño debe ser bello, funcional y replicable.
    Cada prototipo es una guía. Galicia ya prepara su catálogo técnico en madera. Navarra y Andalucía inician los suyos y el País Vasco ha presentado su libro blanco de construcción industrializada. Estamos ante una oportunidad única de desarrollar una nueva vivienda regenerativa rural asociada al tipo histórico y a la biorregión.
  9. El objetivo es uno: devolver equilibrio.
    Territorial, climático, industrial. Un país no puede crecer sobre 15 nodos urbanos y olvidar 3.000 comarcas. Proponemos 10 sandbox piloto en Galicia, Aragón, Castilla y León, Castilla y La Mancha, Extremadura y Andalucía.
    Cada uno con: vivienda pública rural en madera, centros de salud biofílicos, microindustrias forestales, trazabilidad climática y sumideros de carbono en nuestras masas forestales.

El país que necesitamos no se decreta desde el centro.
Se construye, se ensaya y se mide desde el territorio.
Y empieza en madera.

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