
En los últimos años, hablar de sostenibilidad urbana ya no es solo una cuestión de futuro, sino de necesidad. En Valencia, una ciudad que busca reducir su huella de carbono y adaptar su parque edificatorio al impacto del cambio climático, el debate sobre cómo construir y rehabilitar de manera más eficiente está ganando fuerza. Uno de los mayores retos —y también una gran oportunidad— está en repensar los materiales con los que edificamos.
Entre las opciones más prometedoras destacan los materiales biobasados, como la madera estructural, el corcho, el cáñamo o la paja de arroz. Son materiales de origen natural, de proximidad y con una huella de carbono mucho menor que los convencionales, y que además almacenan carbono durante su vida útil. En un contexto urbano donde la edificación nueva es limitada y la rehabilitación avanza más lentamente de lo que nos gustaría, su uso podría ser un revulsivo para impulsar actuaciones con bajo impacto ambiental y altos beneficios energéticos.
La madera, en particular, está demostrando un enorme potencial. Los sistemas constructivos actuales —como los paneles de madera contralaminada o las estructuras prefabricadas— permiten levantar o rehabilitar edificios de manera rápida, limpia y precisa. Al ser componentes fabricados en taller, los tiempos de obra se reducen y se generan menos residuos, una ventaja clara en barrios densos y donde se busca impactar lo menos posible en el día a día de las personas que habitan estos inmuebles.

Pero más allá de la técnica, estos materiales ofrecen una manera distinta de entender la sostenibilidad. No se trata solo de mejorar el aislamiento o reducir las emisiones, sino de cerrar el ciclo de los recursos, fomentar cadenas de suministro locales y recuperar una relación más equilibrada entre la ciudad y su entorno natural.
En Valencia, el potencial es enorme, aunque todavía poco aprovechado. Contamos con una gran cantidad de edificios que necesitan mejoras energéticas y confort térmico, pero las intervenciones siguen siendo escasas y a menudo se limitan a soluciones convencionales. Apostar por materiales biobasados permitiría impulsar la rehabilitación al tiempo que reducimos el impacto ambiental del sector. Sería un paso hacia un modelo constructivo más alineado con los objetivos europeos de descarbonización y con las expectativas de una ciudadanía cada vez más consciente. Desde València Clima i Energia trabajamos precisamente en esta dirección, ofreciendo acompañamiento a comunidades y personas interesadas en rehabilitar sus edificios a través de las Oficinas de la Energía, nuestras oficinas de proximidad en materias de energía y rehabilitación.
En las citas personalizadas y talleres ofertados en las Oficinas se orienta sobre las ayudas disponibles, los pasos del proceso y también sobre las soluciones constructivas más adecuadas en cada caso, incluyendo opciones con materiales biobasados cuando encajan con las necesidades del proyecto. Además, a través de iniciativas como la guía VERD para la rehabilitación energética sostenible, contribuimos a difundir el conocimiento y la confianza en estas técnicas, impulsando una rehabilitación de nuestro parque edificado más sostenible y accesible en la ciudad.
Por supuesto, hay barreras que superar: falta de experiencia en el uso de estos materiales, desconocimiento técnico o percepciones erróneas sobre su durabilidad y comportamiento al fuego. Pero la buena noticia es que ya existen experiencias piloto y proyectos en marcha, tanto en el ámbito público como en el privado, en diferentes territorios, que están demostrando su viabilidad. Es altamente positivo, pues, que siga creciendo el número de proyectos demostradores de las bondades de estas técnicas de construcción y materiales con baja huella de carbono y así hacer de la construcción sostenible un nuevo estándar capaz de competir con las soluciones imperantes con un mayor impacto ecológico.
Construir y rehabilitar con madera o materiales biobasados no significa volver al pasado, sino avanzar hacia un futuro urbano más sostenible, más saludable y más humano. Es una oportunidad para repensar cómo queremos que crezca y se transforme Valencia: con soluciones innovadoras, respetuosas con el entorno y capaces de mejorar la calidad de vida de quienes la habitan.
Por Alejandro Alonso. Técnico de Proyectos Europeos. València Clima i Energia.

